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DATOS DESCRIPTIVOS DEL ACOSO Y VIOLENCIA ESCOLAR

DATOS DESCRIPTIVOS DEL ACOSO Y VIOLENCIA ESCOLAR.

Un protocolo de detección es un modelo de actuación en situaciones de posible acoso o intimidación entre iguales, que incluye como instrumentos una serie de plantillas, a cumplimentar por el profesorado, dirección, jefatura de estudios o el departamento de orientación, en el que sean conocedores de alguna situación violenta (Félix, V., Soriano, M., Godoy, C. y Martínez, I., 2008).

 

Antes de intervenir deberíamos conocer los tipos de violencia, características, frecuencia, topografía, testigos de agresiones, número de agresores y víctimas, tipologías, prevalencia e incidencias, topología de la realidad de la violencia en los centros escolares de la Comunidad Valenciana, para ello nos apoyaremos en dos estudios; uno que trate, sobre los datos de la violencia y el acoso escolar, y el siguiente que tratará sobre ciberacoso (ciberbullying).

 

En un primer lugar, os hablaremos de la “VIOLENCIA Y ACOSO ESCOLAR” (Félix, V., Soriano, M. y Godoy, C., 2000). Para os describiremos los diferentes tipos de Tipos de Violencia que existen; Física (de forma directa es amenazar con armas o pegar, y de forma indirecta es esconder cosas, romper cosas o robar cosas), Verbal (de forma directa es insultar o poner motes, y de forma indirecta es hablar mal de alguien), Sexual, por Exclusión Social   (ignorar a alguien, no dejar a alguien participar en una actividad), contra la Propiedad Personal, Vandalismo, así como el Ciberacoso (por el auge de la utilización de las Nuevas Tecnologías).

 

En cuánto a los tipos de violencia utilizados más frecuentemente son la violencia física (42%) y verbal (40%), seguida con menor prevalencia la violencia hacia la propiedad (8%) y por exclusión social (7%), y con menos incidencia en violencia sexual (3%) con porcentajes más bajos respecto a las demás. Su gravedad suele estar en incidencias muy graves en violencia verbal (estimada por los propios centros educativos), relacionados con la convivencia escolar que normalmente llevan asociados un parte disciplinario.  

 

En referencia a  la topografía de los actos violentos en las escuelas se dan con más incidencia en el aula, patio, pasillos y alrededores del centro escolar Olweus (1994). Donde se producen en menor frecuencia y nos resulta significativo es en vestuarios, en el gimnasio y en los lavabos, que son los lugares menos observados, es decir, no hay una figura de autoridad que los pueda controlar.

 

Respecto a los testigos de agresiones suelen ser compañeros, tutores, profesores, personal no docente y familiares (enumerados de mayor a menor prevalencia), y su rol ante la agresión; si son los alumnos los testigos suelen cortar la situación, otros animan al agresor e incluso con un menor porcentaje hay quiénes informan a un adulto o incluso no hacen nada.

 

Referente al número de agresores que suelen participar en los actos violentos suele ser el mismo número que el de las víctimas. Un aspecto relevante es los actos de violencia en la utilización de las nuevas tecnologías mediante mensajes degradantes y fotos con comentarios menospreciando a otra persona. Un dato a destacar es que hay un número mayor de incidencias de actos violentos en centros públicos con respecto a los centros concertados.

 

Seguidamente, os hablaremos sobre el ciberbullying o ciberacoso, una nueva forma de acoso que se ha mostrado recientemente. Es entendido como el daño repetido e intencionado ocasionado a través  de medios electrónicos  como teléfonos móviles o Internet, realizado por un grupo o individuo contra el que la víctima no puede defenderse por sí misma. Debido a los diferentes formatos tecnológicos, los ciberacosadores (adultos o menores), muchas veces anónimos (forma indirecta de acoso) realizan amenazas, vejaciones, fotografías intimidantes, hostigamientos, y/o menosprecios hacia sus compañeros (Félix, V., Soriano, M. y Sancho, S., 2010).

 

El ciberacoso se diferencia de las otras tipologías de acoso escolar fundamentalmente en 3 aspectos: las víctimas no dejan de ser agredidas al llegar a casa mientras que las de acoso tradicional si, suele implicar a muchas personas, mientras que el acoso tradicional suelen ser pequeños grupos de iguales, el agresor no es consciente del daño real que propina a la víctima.

 

Su prevalencia (3%) ha ido aumentando a lo largo de los años debido al incremento del acceso a los medios tecnológicos. Los estudios señalan que las mujeres fueron en mayor medida víctimas del ciberacoso, y los varones mostraron un perfil de acosadores.  

 

Las incidencias del ciberacoso en la educación obligatoria hacían referencia sobretodo a mensajes, pero también a imágenes (foto/vídeo). Al menos un 42% de los acosos estuvieron asociados con medidas disciplinarias tomadas desde los centros educativos. Un dato importante a recalcar es que dónde aparecen más víctimas y agresores es en 1º E.S.O., que comparando con épocas anteriores resulta significativa que se produzca a edades tan tempranas, por aparición más temprana de la adolescencia.

 

Por otra parte, estaría el ciberacoso por parte de los alumnos hacia los docentes que resultaría menos significativo con respecto al ciberacoso producido entre iguales, en las que 6 docentes, entre los cuáles había 4 mujeres y dos hombres fueron víctimas en manos de sus alumnos/as. En 5 ocasiones se utilizaron mensajes con insultos o amenazas, y en la otra ocasión fue el uso de imágenes con vejaciones.

 

A continuación, haremos mención del ciberacoso junto con otros tipos de violencia que enumeraremos de mayor a menor prevalencia; verbal, física, por exclusión, y en menor medida por violencia sexual y contra la propiedad), en los que se han interpuesto incidentes disciplinarios, especialmente en el 1r ciclo dela E.S.O.

 

Un dato a destacar es hacer mención que existe una alta correlación entre el ciberacoso y otros tipos de violencia.

 

Finalmente, mencionar que debido al uso sofisticado de la tecnología, los acosadores virtuales utilizan nuevos sistemas para mofarse, burlarse y amenazar a sus compañeros (Diamanduros, Downs y Jenkins, 2008). La inclusión de este tipo de violencia en el Registro Central supone, por un lado, una actualización en la detección de tales comportamientos, así como un intento por cubrir prácticamente todas las posibles situaciones de acoso que pueden darse en un centro educativo.

 

Como conclusión, nombrar que las consecuencias del acoso escolar son abrumadoras y van desde depresión, pérdida de apetito, trastornos del sueño, baja autoestima y sentimientos de tristeza, miedo o vergüenza, pérdida de interés por las actividades diarias y aislamiento de los amigos y de la familia, así como absentismo escolar (Gruber y Fineran, 2008).